sábado, 2 de enero de 2016

El día que no subimos al Topota

El día que no subimos al Topota    

    
    -¡Osca Power! ¡Armada!- las palabras intensas, convincentes y apasionadas de Raymon hicieron que nos congregáramos en torno a él: - ¿Estáis listos para la batalla?
      Nos encontrábamos al pie del Mondoto. Una ladera parcheada por una vegetación anacrónicamente anaranjada nos aguardaba bajo un cielo despejado y amable del que milagrosamente había desaparecido toda la niebla, pero no nos fijamos en eso. Mediante la voz leñosa de Raymon, que tenía atrapada toda nuestra atención,  se nos mostró de golpe la prodigiosa verdad que nos rodeaba:
       -¡Al que no sube el Coculo le dan por culo, la que no sube Punta Acuta es una puta y al que no sube el Mondoto…!
       -¡Se le cae el escroto! – rubricó Chiri.


       La ascensión dio comienzo. A través de la paciencia de la brisa, las conversaciones de la larga hilera que formábamos se fueron entremezclando unas con otras y se asentaron en nuestra memoria como un murmullo de rocas antiguas. Paso a paso, atravesamos los suspiros matinales de los senderos, observamos la perseverancia imparable de un manantial estragado y finalmente nos asomamos a la expectación de la cima donde nos esperaba el resplandor deslumbrante de las dos de la tarde.
       Chiri ascendió con paso meditado y constante. Justo el día anterior, sabedor de que por la noche cenábamos en la mítica La Cadiera, se había mimetizado con las energías de la montaña mientras subíamos a la Ermita de la Virgen de la Peña desde Santa Cilia:
       -¡Beeeee! ¡Beeee! ¡Beeeeeee! – se puso a balar cuando atravesamos una valla donde ponía: “Ovejas sueltas”.


       -¡Griiiiiiiiiiiiirx! – alentó a la escuadra de buitres leonados que nos vigilaba desde lo alto.


      Esa mañana hablamos sobre kinesiología, la subcultura Emo y la nutrición ateniense. Por la tarde, visitando la Iglesia de Santa María en Santa Cruz de la Serós, estábamos paseando alrededor del edificio con Ancy, Belén y Javi cuando encontré a Chiri inmóvil junto al ábside, palpando en el aire con sus manos. Permaneció así un rato hasta que notó que yo me acercaba curioso a interrogarle.
       -El vórtice energético se encuentra siempre en los ábsides – dijo.


       Pero ahora, en lo alto del Mondoto, observando cómo se abría a nuestros pies el cañón del Añisclo como un gigantesco hachazo desde el cielo, yo estaba intranquilo porque Chiri no subía. Lo habíamos dejado a escasos doscientos metros atrás en compañía de Ancy, recuperándose porque según decía le costaba respirar. Al poco rato apareció Javi y dijo:
       -No suben. Ya está mejor, pero se han dado media vuelta.
       

      Raymon nos congregó en un corro, y abrazándonos todos los unos a los otros, exclamó emocionado:
       -¡Osca Power! ¡Armada! ¿Haremos el reto de los tresmiles?
      -¡Sí! ¡Lo haremos! – se oyó.
      -¿En esta, o en otras vidas? – siguió Raymon.
      -¡En otras! ¡En otras! – coreamos entusiasmados sin dudar.
       Estábamos presentes Cani, Montse, Tomás, Carmen, Paco, Marga, Diego, Javi, Belén, Raymon y yo.


       Esa noche vino Ligre a la cena y por fin pude dar a Luna y Sofía las almendras garrapiñadas que les había hecho mi madre.




4 comentarios:

  1. La buena energía se percibe en las fotos y forma de contar una ascensión muy especial. Hace tiempo que no saboreaba el Pirineo, y cuando estás lejos lo echas de menos.
    Gracias Mariano.

    ResponderEliminar
  2. La buena energía se percibe en las fotos y forma de contar una ascensión muy especial. Hace tiempo que no saboreaba el Pirineo, y cuando estás lejos lo echas de menos.
    Gracias Mariano.

    ResponderEliminar
  3. Pero que os pasa a todos con duplicar los comentarios??? Ja,ja,ja.
    Completa entrada la que te has marcado paseando tus palabras por los lugares visitados estos dias. Lugares difíciles de olvidar una vez conocidos...la inversosímil situación de la Virgen de la Peña, la belleza de la joya románica de Santa Cruz de la Serós y la abrupta visión del planeta desde el Mondoto.
    Bonita forma de disfutar con amigos...
    Y que razón le doy a Javi, cuanto se echa de menos al Piri cuando no lo catas durante un tiempo.
    Por cierto, tus entradas las leo rápido porque te tengo enlazado en mi blog y veo cuando publicas, monín.
    Salud y montaña para el 2016!!!

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar